Posiciones encontradas en la cumbre sobre el cambio climático
Sin embargo, en las discusiones ya nadie niega la influencia de la acción humana.
PARIS.- Contrariamente a lo que sostienen los grandes países industrializados que se negaron a ratificar el Protocolo de Kyoto -como los Estados Unidos y Australia-, la Argentina considera que es necesario limitar la emisión de gases de efecto invernadero y propicia una política de esfuerzos "proporcionales" para financiar una solución global. "Nuestra doctrina siempre ha sido: responsabilidad común, pero con diferenciación. En otras palabras, los países que más contaminan son los que deben hacer mayores esfuerzos financieros para resolver el problema global", explicó a LA NACION el ministro Adolfo Roselini, representante especial para Asuntos Ambientales Internacionales del gobierno argentino. Roselini forma parte de la Comisión Internacional de Cambio Climático (CICC) formada por los delegados gubernamentales y los 500 científicos encargados de redactar el nuevo informe científico de las Naciones Unidas sobre el clima. El texto final se presentará pasado mañana en la sede de la Unesco de la capital francesa. Sin embargo, ese documento no hará ninguna referencia a esa doctrina de "responsabilidades compartidas, pero proporcionales", pues trata sobre conclusiones exclusivamente científicas sin propuestas concretas sobre cómo abordar los problemas provocados por el recalentamiento de la Tierra. El texto estará destinado a los líderes políticos y las organizaciones ecológicas esperan que sus conclusiones los convenzan de adoptar medidas urgentes. El borrador sobre el que trabaja aquí la CICC dejó de ser secreto desde que el gobierno de los Estados Unidos lo publicó en junio en Internet. El gesto enfureció a muchos científicos porque rompió la confidencialidad que rodea los trabajos de la CICC. El informe final corregirá algunas previsiones formuladas en 2001 sobre la posible evolución del clima, ahora mejoradas con modernos sistemas informáticos. "Para crear los nuevos modelos se utilizan supercalculadoras que reproducen perfectamente océanos, atmósfera, nubes y casquetes glaciares. Son capaces de incluir la vegetación, la bioquímica oceánica y la química atmosférica en los factores climáticos. Esas modelizaciones confirmaron la advertencia lanzada hace 20 años", explicó el francés Hervé Le Treut, director del Laboratorio de Meteorología Dinámica. En tanto, Catherine Pearce, responsable de campaña de la organización Friends of the Earth, opinó: "Es imposible seguir esperando. Los gobiernos ya deberían estar trabajando juntos para llegar a un acuerdo internacional sobre una segunda y efectiva rueda de Kyoto a partir de 2013". La intención original del Protocolo de Kyoto nunca fue reducir las emisiones de gases, sino más bien establecer líneas de acción. Para que se puedan tomar medidas concretas será preciso firmar un nuevo acuerdo dentro de tres años. Los mecanismos fijados en Kyoto, como el esquema europeo de comercialización de emisiones, caducan en 2012. En la primera reunión de Kyoto, 35 países aceptaron reducir antes de 2012 un 5% de sus emisiones de dióxido de carbono en relación con los niveles que tenían en 1990. En 2001, después de la llegada de George Bush a la Casa Balnca, Estados Unidos se retiró del Protocolo de Kyoto porque su aplicación produciría una pérdida masiva de empleos. Sin embargo, la semana pasada, Bush reconoció que el cambio climático es "un desafío serio". El documento final insistirá en que la evolución climática dependerá de cuántos gases de efecto invernadero se emitan a la atmósfera. En todo caso, será más conservador de lo que quieren los científicos. Ciertos estudios sugieren, por ejemplo, que una duplicación de los niveles de carbono en la atmósfera podría elevar las temperaturas hasta 11° C. Esas simulaciones demuestran que el clima es más sensible a la acción humana de lo que muchos piensan. Pero los científicos también hacen notar sus incertidumbres. El origen del fenómeno oceánico de El Niño, por ejemplo, suscita dudas. La recolección de datos es una de las grandes diferencias entre los países desarrollados y los emergentes. "Esa capacidad es incomparable, por ejemplo, entre los Estados Unidos y América latina. Ante la falta de datos, la decisión política suele ser mucho más difícil", confirmó Roselini. En la redacción de cada informe de la CICC, que se presenta cada seis años, participan unos 3000 científicos de todo el mundo. El debate del segundo informe fue especialmente agitado cuando los científicos señalaron que el cambio climático se debe, en gran parte, a la acción del hombre. El debate de esta semana es menos tenso porque ya nadie niega la influencia del factor humano. Mañana al atardecer, horas antes de que se presente el documento, las 20.000 luces de la Torre Eiffel se apagarán durante cinco minutos para crear conciencia sobre este problema. Entre otras medidas, ya se solicitó que se convocara a una cumbre de emergencia de gobernantes mundiales para la reducción de gases de invernadero. Por Luisa Corradini